sábado, 28 de febrero de 2009

Infancia Subliminal



De pequeño todos hemos tenido alguna serie de televisión a la que hemos sido adictos. Algunos incluso somos adictos a algunas series hoy en día, pero lo que hoy quiero nombrar son esas series que nos acompañaron desde la infancia y que hemos recordado por alguna razón en alguna reunión de amigos dándonos cuenta de lo incoherentes que eran intencionada o inintencionadamente.

En mi caso, la serie que marcó mis primeros desayunos (y meriendas) fue "Chicho Terremoto". ¿Quíen no recuerda a Chicho despues de haber anotado alguna canasta poniendo su pose triunfal y diciendo: -¡Tres puntos, colega!-?



Pensándolo bien siempre decía eso de los tres puntos pero era bastante extraño que marcara un triple en algún episodio. Aunque la frase que todo el mundo recuerda es esa, a mi personalmente me gustaba una frase que estaba dentro de la mente de Chicho y que se dió a conocer gracias a un equipo contrincante que leía la mente de los jugadores. El equipo se adelantaba a las jugadas del otro equipo y así conseguían ganar... Y todo les iba bien, hasta que entraron en la mente de alguien que solo pensaba en bragas blancas y en una frase (mi frase favorita de la serie): -Soy Chicho Terremoto, el que mete las canastas poco a poco-.

Otra de las características que hacían destacar al personaje era su habilidad para todos los deportes. Si a Chicho se le daba mal algún deporte, terminaba ingeniándoselas para dominarlo y convertirse en un campeón en la especialidad que fuera. Es más, incluso llegó a tener sus dificultades (mas que nada por su estatura) con el baloncesto al principio de la serie, pero gracias a esto se inventó sus propios tiros, técnicas y jugadas para cada ocasión.

Y no puedo dejarme atrás lo que mas llamaba la atención en Chicho y que siempre tenía lugar en la serie: la obsesión por las bragas blancas. Chicho se llenaba de energía y se convertía en una persona imparable cuando veía las bragas de las chicas, en especial cuando eran blancas y mas en especial aún cuando se trataba de las bragas de Rosita (casualmente era el nombre de mi primera novieta cuando tenía 15 años).

El eterno enemigo de Chicho era un perro que estaba completamente enamorado de Rosita y que llevaba calzoncillos. Aunque no lo creais se le puede encontrar una logica a todo lo que aparece en la serie y darle un sentido mas profundo a cada personaje y situación... pero prefiero pensar lo mismo que pensaba de pequeño y recordarlo como entonces. Teniendo en cuenta el tiempo que ha pasado desde entonces hay miles de detalles que me asombran, como la traducción al castellano de los dialogos... creo que es la única serie que nombraba la peseta como moneda cuando hablaban de algún premio, de hecho al final de la serie había un premio de un millón de pesetas (amenizado con una lluvia de bragas, claro está).



Por cierto, siempre me encantó cuando Chicho se ponía serio y su cara salía dibujada sin coñas, en plan "momento desenlace" para terminar casi siempre diciendo: -Enséñame las bragas!!-

jueves, 12 de febrero de 2009

Desencuentros

Hace tiempo que me planteo que habrá sido de la vida de algunas personas que, en su día, estuvieron cerca y ahora se encuentran lejos (o quizás sea yo el que se alejó).

Algunos de mis compañeros de clase en el colegio, instituto, vecinos del barrio en el que vivía o de los barrios donde vivían mis abuelos y en los que se compartieron tantos juegos.



Esta mañana encontré en una de esas comunidades online que tanta gente odia (Facebook) a alguien que consideraba especial en el sentido de que no sabía que había sido de su vida. Al ver su nombre y su foto no pude evitar sonreir y alegrarme de ver esa cara de nuevo. Me moría de ganas por saber más sobre su vida desde los casi 8 años que habían pasado desde que hablamos o nos mandamos un mensaje por última vez.

Aún estando seguro de que se trataba de la persona en cuestión decidí mandar un mensaje comentando que su nombre y su foto coincidían con alguien que conocí en el pasado (mas adelante me dí cuenta de que su fecha de nacimiento coincidía también). En el mensaje quise especificar al máximo el momento en que manteniamos el contacto (que solo fue por mensajes a móvil, llamadas, cartas y nunca con interés sentimental... mas bien éramos adolescentes confidentes en algunos asuntos). Hablaba de lo que recordaba de su forma de vida por aquel entonces y de poco mas, mas que nada por si me confundía de persona... aunque vuelvo a repetir que estaba segurísimo de con quien me había vuelto a encontrar. Envié el mensaje y deseé con todas mis fuerzas que la respuesta tuviera lugar.

Durante la espera mi cabeza se llenaba de preguntas del tipo que se le hacen a alguien cuando pasa mucho tiempo sin saber de su vida. Estaba nervioso, eufórico e incluso histérico. Cuando ví que tenía un mensaje de respuesta mi boca se llenó con una sonrisa y mis ojos no podían parpadear por el deseo de saber mas.

Abrí el mensaje y solo había una linea que decía:



Despues de eso no pude evitar volver a contestar nombrando las casualidades que rodeaban su nombre e intentando expresar que lo que me hubiera gustado saber es que se encontraba bien. En este punto me gustaría convencerme a mi mismo de que no es quien yo creia o que no es la misma persona que conocí en su momento. Supongo que es ley de vida llevarte algún desencuentro.