martes, 14 de febrero de 2012

Consecuencias

Atenerse a las consecuencias es natural pero puede convertirse en un tipo de intimidación cuando alguien te lo recuerda.

Pero, ¿por qué convertirlo en amenaza? Hablamos de acciones y reacciones, hechos y respuestas y, sobre todo, de experiencia. Ganar experiencia es inevitable para bien o para mal.

Desde aquí podemos pensar en dos frutos: compensación o castigo.

Cuando hablamos de compensación hablamos de recompensa intepretada individualmente por cada persona, al igual que cuando hablamos de castigo, con su amplia gama y rango nos puede llevar desde a un silencio incómodo hasta a un cambio completo.

La dificultad está en saber dar una respuesta acertada en función a la situación o abrir los ojos a aquella persona de la que depende la consecuencia.

El problema es la aparición del temor a las mismas consecuencias.