domingo, 17 de enero de 2010

Actualizando

Pasa el tiempo y la evolución continúa. El proceso conlleva una serie de cambios, algunos favorables y otros mejor ni nombrarlos... porque para eso están los blogs también.

Despues de un par de intentos conseguí hacerme con el preciado carné A antes de que me pillara la reforma y tuviera que gastar el doble de dinero/tiempo en llegar a mi proposito. El final no fue tan duro y el gasto tampoco fue tanto como temía pero no puedo evitar poner mala cara cada vez que paso por una autoescuela y veo el cartel "anticrisis" anunciando matrículas gratis y "packs de prácticas" de los que yo no pude aprovechar en su momento.

Una vez aprovado solo quedaba esperar por mi documento plastificado. Hace 9 años, cuando decidí sacarme el B para aprovecharme del Renault 5 Five de mi madre y a su vez ser chofer de algún amiguete sin carné (o de todos, según se mire), el hecho de recibir el carné se basaba en pasarte en un par de dias o una semana por la autoescuela que te presentaba y recibirlo en mano para firmarlo en el acto. Los tiempos cambian y ahora te lo mandan por correo a casa, algo bastante cómodo si no fuera porque Correos no funciona todo lo bien que a uno le gustaría. Y eso, unido a que la dirección que figura en mi DNI se encuentra a unos 800 km de mi hubicación actual me hacen armarme de paciencia.

Aún así esperé 2 meses para pasarme por tráfico y preguntar por los trámites y me confirmaron que el carné había sido enviado bien lejos, incluso a otra dirección anterior. La cuestión es que, hace unos 5 años perdí literalmente la mañana en cambiar la dirección de mi carné de conducir y lo que recibí fue un papel sellado en el que, supuestamente, se certificaba que había estado allí para cambiar la dirección. Ese día ya me fui a casa con la sensación de que ese papel no serviría para nada y es ahora cuando se me confirman las sospechas. En conclusión tuve que pasarme por la dirección antigua y recoger mi documento, que había sido enviado por correo ordinario, es decir, que cualquiera podría haber tenido un documento identificativo con mi cara.

A la vuelta con mi carné pasé por tráfico de nuevo, ya en mi ciudad residente actual, dispuesto a perder la mañana de nuevo y esperando cualquier imprevisto. Para mi sorpresa el cambio de domicilio se realizó sobre la marcha, introduciendo un par de datos y sin hacer cola. Al menos algo ha cambiado.