lunes, 24 de marzo de 2014

Bucles

Presentando la situación:

Estaba tras el mostrador y noté como por encima del campo visual que ocultaba aparecía la cabeza del cliente. Podría haber percibido del tipo de cliente que se me acercaba pero quise otorgar el beneficio de la duda para despues experimentar lo que se veía venir. Entablamos un breve pero intenso diálogo... ¿breve? para nada, podría no haber tenido fin de no ser por saber elegir las palabras adecuadas.

Según Yo:

-Perdona, ¿tenéis discos para grabar?- Parecía una pregunta fácil con una respuesta similar.
-Si, en frente, en ese mismo pasillo, tiene DVDs y CDs en tarrinas de varias unidades o en cajas unitarias.-
-Ya los he visto, pero no encuentro de la marca Sony. ¿No tenéis?- Desde luego sabía lo que quería, pero no podía ofrecérselo.
-No, solo disponemos de la marda TDK.- Y aquí se abría la veda, nada llega a estar tan claro como parece. Comenzó un dialogo al viejo estilo del cliente bucle.
-¿Y Sony? ¿no tenéis?-
-No, solo tenemos de la marca TDK.-
-¿Y Sony no?-
-No, no lo trabajamos.-
-¿Y en el almacén no tenéis?-
-No, solo tenemos lo que ve en el pasillo.-
-Pero ahí no hay Sony ¿no tenéis?-
... aquí se metió por medio un compañero para aclarar la situación: -No tenemos, no lo trabajamos, no nos lo distribuyen.- La respuesta inmediata es la mejor respuesta que podía dar un cliente bucle y que, por supuesto, era otra pregunta: -¿Por qué?-

Según Tarantino:

Despues de preguntar por segunda vez por la marca Sony desprecinté un CD de su embalaje lanzándolo al aire y justo cuando pasaba a la altura de la parte visual del cliente, lo que viene siendo el cuello, lo agarré describiendo una trayectoria horizontal y cortando su gaznate. Una linea de sangre salpicó mi propia cara con el mismo dibujo que había realizado en su yugular, convirtiendome así en el partícular "american psycho" del cubículo en el que trabajo, incluso saboreaba la sangre al gotear por mi boca invitándome a recogerla con mi lengua.
El destino quedaba en manos del propio cliente... que ironía, esas mismas manos que intentaron evitar que su fluido vital siguiera emergiendo sin control y que solo consiguieron que su voz perdiera fuerza. 
Entre una tos de asfixia y ahogamiento su cuerpo fue cediendo ante la lucha por sobrevivir y cayendo lentamente al suelo mientras pronunciaba su última palabra casi sin fuerzas y con una excasa pero nítida pronunciación de sus cuerdas vocales rasgadas: -S...o...n...y...-

sábado, 8 de marzo de 2014

Modelos de consumo

La experiencia laboral te da ventajas a la hora de buscar un trabajo. Eso es indudable, pero ¿qué ocurre cuando no lo estás buscando por tener la suerte de tenerlo?

Mi primera experiencia laboral fue en una heladería y mi jefe se empeñaba en volverme loco y no tenerme un solo segundo quieto. Y es cierto que siempre hay algo que hacer, ya sea en el trabajo como en casa. Este grado de actividad me sirvió para poder salir adelante en los momentos de mayor tensión, porque esa heladería se convertía en algo así como la película "cocktail"... cambiando las tias buenas por abueletes deshidratados. Y aquí es donde entra en lugar el poder de la experiencia, cuando el típico cliente indeciso no sabía que sabor vendría mejor a su paladar y allí estaba yo esperando una respuesta que no existía. Mi jefe se acercó y me dijo: -Vainilla o chocolate, sin mas, pon eso-   Me quedé pensando en lo seguro que estaba el de lo que el cliente quería sin haberlo visto pero aún así me hizo un gesto de asentimiento. Le hice caso ¿cómo no hacerlo si es una orden de un jefe?. La respuesta del anciano fue de completa satisfacción, es mas, me dijo que era el mejor helado que se había comido en mucho tiempo.

Despues de ese momento me di cuenta de que el cliente puede saber lo que quiere y puede tener siempre la razón pero puedes hacer que se lleve lo que tu quieres (a cambio de que no se lleve nada también).

Pero digamos que hay una serie de antagonistas del vendedor que no tienen logica a la que atender, no hay un método de evasión posible o no dan opción a escucha sensata. Para estos mismos la via de escape mas sensata es la de vincularla a otra persona, aunque siempre se puede usar la simulación de evento, es decir, hacer como que te llaman por teléfono mientras te llevas un paquete de pañuelos a la oreja.