martes, 31 de mayo de 2016

Act/Apt/Acr/itud

Pasar la esquina despues de que vieras una alternativa a tu situación laboral y encontrarte con alguien en una situación opuesta pero relacionada da para mucho. Ambos os desahogais e intentáis encontrar la cura para todo lo que falla actualmente.

Desde mi lado había hecho una entrevista de trabajo de esas que no te daban demasiada esperanza en que algo cambiase. Muchas preguntas personales, cultura general y técnicas, realizadas por un asesor externo, para decirte que ya te llamarían si es que le interesabas a la empresa en cuestión. Pasaron unos dias, menos de una semana y recibí una llamada en la que me decían que la empresa estaba interesada en conocerme y que me llamarían para hacerlo la semana siguiente. Buenas sensaciones y comienzas a creer que algo puede cambiar... pero solo eso... creer en algo para que despues nunca llegara esa llamada que habían concretado contigo. Quizás no era el momento o es mejor así ¿por qué no darle un enfoque espiritual y decir que los astros han querido que el destino sea ese?

Desde el otro lado el asistente a una charla formativa sobre como hacer una entrevista. Gente con poca experiencia laboral, de edades variables entre los 22 y 35 años a los que se orienta sobre el comportamiento ante el entrevistador. Todo establecido por un manual en el que se analiza el lenguaje corporal/comunicación no-verbal, respuestas a dar relacionadas con el salario deseado, disponibilidad y demás factores con los que comprobar si eres el candidato ideal para la oferta de trabajo en cuestión. La formación académica, tus dotes para desenvolverte o tu sinceridad pasan a un segundo plano porque se te va a juzgar por las respuestas que el entrevistador quiere oir, tu forma de estrechar la mano o si cruzas las piernas debajo de la silla (sin mencionar esos casos extremos en los que se exigen habilidades para comprobar hasta qué punto eres sumiso para la empresa).

Inevitable el pensar que alguien con un manual estudiado es el que tiene su oportunidad, independientemente a valores personales, dotes comerciales, formación o incluso por encima de la suerte. Lo correcto queda establecido por algo que escapa a la realidad y opinar realmente sobre cuánto quieres cobrar, cuánta responsabilidad estás dispuesto a asimilar o si  vas a comprometerte tanto como para hacer horas extras no pagadas te cerrarán las puertas... y así es, cederemos con tal de tener peores condiciones y sin valorarnos profesionalmente por un salario inferior a lo que nos merecemos pero con una imagen empresarial impecable que, en realidad y lamentablemente, no nos servirá de nada porque a la hora de la verdad habrá otro sujeto dispuesto a seguir el manual.

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