Me miro al espejo y cada vez encuentro mas canas. Envejezco, inevitablemente lo hago y el reflejo hace que pueda pararme a revisar los cambios. Cada vez mas arrugas en la frente, sorprendentemente mas de las que pensaba que cabrían, el pelo va clareando, más arrugas en el cuello que nunca me había detenido a observar. Supongo que es normal, ha pasado media vida, quizás más aún y en ese camino se han ido acumulando situaciones, momentos, elecciones y vivencias, en definitiva experiencias que a lo mejor me han puesto a prueba o a lo mejor sólo han tenido la importancia que quisiera darles.
No estoy seguro de si es debido a que he tenido una racha de demasiados momentos de tranquilidad absoluta en el trabajo o si hay otra razón por la que esté pensando en cosas como el sacrificio, hacer las cosas como mejor sabes o como mejor te dejan hacerlas. Pensar en algo que hace años planteaba en mi cabeza una situación de estabilidad, un crecimiento personal o un reconocimiento que finalmente no llegó y del que fui perdiendo el interés.
Recuerdo el primer día que empezaba a trabajar en una empresa, conocer a quien sería mi compañero en el turno de tarde y que me diera su propio consejo: -No te acomodes, que yo empecé como tú y llevo aquí 13 años-. Ese mismo año tuve la "evaluación del desempeño" o el juicio de valores orquestado para que, en mi caso, me fuera a casa con una sonrisa aún no estando seguro de si encajaba del todo allí.
Pasó el tiempo y, por unas u otras razones, pasé yo también por varios departamentos, siempre dispuesto a aprender, a hacerme valer, a intentar avanzar para mejorar... 7 años y medio en los que podía saber un poco de todo pero en los que no tuve oportunidades.
Hablando con otras personas me contaban cómo habían ido ascendiendo en sus empresas, cómo habían pasado a tener una serie de responsabilidades sin realmente haber hecho nada mas allá de lo que yo creía estar haciendo. En algunos casos supongo que sería una cuestión de suerte, en otros es posible que hubiese alguna gestión adicional que se estaba obviando y en otros posiblemente se estaba adornando la realidad mas de lo que se puede comprobar. Esas charlas, en personas como yo que nos sangran los oídos al pensar, no ayudan y si les damos mas importancia de las que tienen, nos frustran.
Dentro de oír a a los demás también entraba el pseudoapoyo, por llamarlo de alguna forma, de algunos que te valoran de forma positiva (con toda su buena intención, que conste) pero en realidad no me aportaban nada. El comentario de dar por sentado que tu trabajo te gusta porque se te de bien, que para nada tiene que ser así, o el de que tienes lo que quieres aún con la situación que no han llegado a entender del todo. Pero eso, mas veces de lo que pensamos, es mas difícil de lo que creemos.
Quizás no estaba en el lugar adecuado o no era el momento, quizás no era lo que esperaban, quizás no estaba cualificado para que ocurriera, quizás tenía que ser así o quizás no, pero así fue. Mi vida fue cambiando y con ella mis prioridades de forma que pasé de tener esperanza en el cambio a acumular experiencias. Lo más irónico de todo esto es que esa acumulación de experiencia, que inicialmente creí una herramienta para avanzar y mejorar, se convirtió en una forma de hacer únicamente lo que necesitaba para cumplir con mi jornada.
Durante todo este tiempo había intentado aprender y hacer notar todo lo que sabía hacer pero no había tenido los resultados que esperaba. ¿Cuál era mi problema? Creo que debía haberme quedado callado y quizás hubiera venido solo (como en el resto de situaciones que debía haberlo hecho) pero esto que parece tan fácil para mí no lo es.
A día de hoy, después de haber pasado por tantas situaciones y recordando todo el trayecto, no puedo evitar seguir siendo el mismo. La diferencia principal desde el principio hasta ahora es que ya no espero nada, ni siquiera espero una sonrisa o una palmadita en la espalda porque entiendo que hago mi labor y realmente no creo estar haciendo nada mas allá de lo que se espera. Que tampoco quiere decir que no me gustaría o que no estaría bien que algo ocurriese pero simplemente no lo espero, pero a estas alturas solo quiero sobrevivir.






