Todos tenemos recuerdos en experiencias laborales pasadas que son dignas de mención, al igual que en su día escribí aquí mismo sobre el "cliente bucle" y al igual que hoy mismo he tenido el placer de atender a alguien que se ha presentado con la frase: -Soy Carlos y soy cliente aquí-; mientras estrechaba mi mano y yo con la otra sacaba confeti y un matasuegras del bolsillo para celebrarlo. Todos sabemos que esa presentación no pronosticaba nada bueno.
Porque así somos, presumidos de marca cuando podemos y pobrecitos de pasta cuando no. Dejaremos este caso sin solución para otro momento pero que nos deja un buen comienzo.
Una amiga (que considero mi mejor amiga aunque yo no soy su mejor amigo) recepcionista de un hotel me contaba que era muy recurrente que la gente se presentase diciendo de donde venían. Un detalle muy valioso para quien lo quiera pero que, realmente, no aportaba información que necesitase saber. Si vas a comprar una lavadora, normalmente es que la necesitas, no tienes que decir que tienes una de la marca que sea y que la heredaste de tu tía abuela que en su lecho de muerte te la asignó en su último aliento. Necesitas la lavadora y ya está, no importa nada mas allá de lo que te vayas a gastar y algún otro detalle de lo que busques, es mas, no creo que esa información adicional vaya a necesitarla nadie.
Si habéis trabajado en comercio seréis testigos de situaciones que carecen de una lógica real y que, a fin de cuentas, utilizará el vendedor para reorientar tus necesidades o crearla. El cliente busca el consejo de su amigo el vendedor, que no es que quiera colarte lo que mas le beneficia (monetariamente o en relación a otras gestiones), sino que estés contento con lo que necesitas.... o igual no, cada uno somos de una forma.
Trabajar en esto da para mucho (incluso para escribir un blog 😉). En esta ocasión quiero recordar un cliente que solía preguntar siempre por películas para adultos. La curiosidad es que, en función de a quién preguntase, lo decía de una forma. A mi me preguntó por películas eróticas, a mi compañero por películas pornográficas y cuando le indicábamos que no teníamos ese tipo de artículos en tienda la respuesta era: -¡Qué pijoteros sois aquí! Ponéis esos videos picantones... y claro...-.
No culpo a ese señor de su decepción por dos razones principales: la primera es que el comercio en el que me encontraba trabajando en ese momento tenía (y tiene aún) la fama de que puedes encontrar todo en él y si no lo tienen te lo buscan; la segunda razón era que por aquel entonces en la sección de televisiones no había demasiado buena señal de antena y solíamos tener puestos videoclips del momento en todas las pantallas a la vez para que fuera un poco mas llamativo. Por una parte se agradecía porque teníamos música actual sonando en el departamento, por otra parte era una práctica que podría haber costado un disgusto a la empresa por derechos de autor y reproducción sin permisos de copyright y por una última parte la razón por la que el señor estaba "disgustado"... por llamarlo de alguna forma.
Como opinión personal creo que el problema que realmente existe es que se ha malacostumbrado al consumidor, se ha perdido el concepto de lo que es una necesidad y se consideran prioridades lo que son comodidades. ¿Recordáis cuando se compraba más pan porque al día siguiente la panadería no abría?