El teléfono móvil no tenía mas de 3 días y todavía no había podido hacer ni una llamada... siempre que lo intentaba ocurría algo o salía un mensaje extraño.
Y ahí estaba yo, frente a frente con el matrimonio que venía a pedir explicaciones. Dejaron todo en mis manos y yo, tembloroso de la tensión del momento, inspeccioné el aparato minuciosamente mientras oía todo lo que me decían y temía que cualquier mensaje extraño apareciera en la pantalla o algún tipo de detonación exterior acabara con mi propia vida.
Me atreví a decir tímidamente: -Vamos a ver si la tarjeta SIM está bien puesta-
Y, con gesto de desaprobación me llevé la respuesta mas exacta que un cliente podía darme: -La tarjeta solo puede entrar de una forma, así que... tu me dirás!-
La tensión del momento podía detectarse a varios metros de distancia y un sudor frio recorría mi espalda. Y mi propia condena se veía como algo inevitable cuando mis torpes manos casi que no atinaban a abrir el aparato mientras seguía oyendo esas voces retumbar en mi cabeza diciéndome: -Hemos tenido que comprar una tarjeta nueva esta misma mañana y la acabamos de poner.-
Al fin conseguí abrir la tapa del teléfono y con mis dedos exentos de uñas quité la batería y.... si, .... no tenía tarjeta SIM.... lo que explicaba el extraño mensaje de "tarjeta SIM no detectada" y también explicaba que no se pudiera llamar.
De repente oí una leve explosión y, al levantar la cabeza, solo ví una neblina y dos siluetas que se desvanecían a velocidad "galope".
La verdad es que leer hasta el final ha sido como ver a Hitler ametrallado en los Malditos Bastardos. Encuentros vampíricos en Grandes Almacenes.
ResponderEliminarEstoy deseando leer el post del año que viene, te vas superando con cada temporada.